El malestar monetario en Costa Rica. ¿La inflación o el Banco Central?

Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, el índice de precios del consumidor (IPC) para el mes de marzo 2009 fue de 131.036, el cual varió en 0.01% respecto al IPC de febrero, por su parte, la inflación acumulada al primer trimestre del 2009 suma 0.83%, porcentaje casi tres veces menor a la acumulada para el mismo periodo del 2008

Al anualizar la inflación acumulada y asumiendo que el IPC mantendrá un crecimiento semejante a los primeros tres meses del año en curso, podría esperarse una inflación al cierre de este año de 3.36%, de mantenerse este comportamiento en el IPC, nosotros los herederos de las crisis de los ochentas a la fecha, viviríamos por primera vez una inflación muy baja en Costa Rica. Pero, ¿es una desinflación lo que necesita el actual deterioro de la economía nacional? La respuesta es no.

Podemos identificar dos factores básicos que están promoviendo esta desinflación, el primero es la Crisis internacional, que tocó suelo tico a principios de este año y comienza a presentar sus males macroeconómicos: la desaceleración del crecimiento, el desempleo, el cambio en el hábito de consumo del costarricense (sustitución de los bienes suntuosos por bienes necesarios) producto de la expectativa o realidad de menores ingresos en las familias; y la desinflación importada, que proviene de los desequilibrios en el sector real y financiero de las naciones más industrializadas y sobre todo de las variaciones en los precios de bienes tipo Commodities, de los cuales depende Costa Rica.

El otro factor, es la política monetaria que el Banco Central de Costa Rica (BCCR) aplica tenazmente para disminuir la inflación, el uso de las tasas de interés y el alto encaje mínimo legal, están secado la liquidez del sistema financiero, y ahogando las posibilidades de inversión y de crecimiento en tiempos donde lo que se necesita es justamente lo contrario para estimular la economía, o al menos mantenerla lejos de una recesión.

En pocas palabras, mientras debemos lidiar con la variable externa, que es por sí misma muy difícil de contener y mitigar; tenemos un órgano hacedor de política monetaria, que parece no estar considerando que la economía costarricense se dirige a una posible recesión.

Hay que comportarse a la altura de las necesidades de una nación, sobre todo en una época de dificultades económicas. Por su parte, el gobierno central se encuentra haciendo política anticíclica a través de incrementos en el gasto social, estímulo a la producción y empleo, e incentivando la inversión, y es particularmente en este último punto donde el BCCR podría aportar positivamente por medio de una política monetaria expansiva reduciendo para ello sus tasas instrumento con el fin de naturalizar una caída en las tasas de interés; y disminuir el encaje mínimo legal temporalmente para generar mayor liquidez en la economía costarricense, eso si; estas medidas probablemente se traduzcan en presiones inflacionarias al cabo de un tiempo, y aunque la desaceleración económica mitigara estas presiones, las mismas son necesarias para evitar un posible ciclo recesivo profundo y prolongado.

El accionar de los Bancos Centrales de las diversas regiones del orbe, apunta a los estímulos mencionados para reanimar sus economías, aunque independientes de su gobierno central, han sabido priorizar las necesidades de su economía.

Una última reflexión nos la ofrece una frase del músico Luis Eduardo Aute, “no hay mal que no cure, pero tampoco bien que dure cien años”. La crisis se irá, de eso no hay duda, con o sin ayuda del BCCR nuestra economía regresará al crecimiento dentro del ciclo económico, aunque posiblemente en este punto la inflación regrese a lo que al parecer es su estado natural (dos dígitos), mientras ocurre todo esto, el banco central seguirá perdiendo su credibilidad.

Yenén Mejías San Lee
Economista UNA

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